The Guilty (2018): Buscando al asesino desde una cabina




Asger, un oficial confinado a derivar llamadas telefónicas de emergencia en las cabinas de atención de la estación policial, espera con paciencia que acabe la tediosa jornada. Pero al recibir una llamada de auxilio de una mujer secuestrada, desde su escritorio, hará todo lo posible por salvarla en una carrera contra el tiempo y contra él mismo.
Ambientado en una sola locación, y con el tiempo del relato corriendo a la par que la película, Den Skyldige es el resultado en conjunto de una inteligente puesta en escena sostenida en la actuación, el guión y la dirección construida en función a elevar gradualmente la tensión.
A través de los recursos sonoros se manifiesta un fuera de campo invisible pero perceptible; los silencios, los diálogos, las pisadas y hasta el movimiento del auto que oímos a través del auricular de Asger es nuestro único contacto al mundo fuera de la cabina. La impotencia es tal, que este espacio se convierte en una cárcel, claustrofóbica e indestructible. Gracias a los oídos del protagonista que actúan como los nuestros, escenas transcurren en su totalidad en nuestra imaginación.
La trama no se concentra en solo de resolver el misterio y encontrar al culpable, sino que indaga en el carácter del personaje y su turbio pasado. De poco, como tirando de un hilo, o persiguiendo pistas que conducen a un callejón sin salida, secretos se develan, pequeños pedazos de información que vuelcan la historia y ponen a prueba nuestra tolerancia.
Con el rostro de Asger en un casi constante primer plano, en la mente del espectador, la violencia adquiere una forma tan horripilante que revuelve las tripas. Cuando "Mostrar, no contar" suele ser una regla de oro en el relato cinematográfico, el director Gustav Möller demuestra que sin mostrar nada, o más bien mostrando muy poco, con un policía, un teléfono y dos habitaciones, puede contar mucho más de lo que se dice en las llamadas telefónicas. Una clase magistral de suspenso.

Una escena: La película tiene nada más que dos escenas, por lo que sería imposible elegir una. 
Una recomendación: Rope (1948)



#unapeliculaunaescena

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