Una película, una escena

Hacia finales de los años 70, Enn y sus amigos entran a escondidas a un concierto underground y buscando continuar la fiesta, terminan en una extraña casa habitada por adolescentes de otro planeta. Enn conoce a Zan, quien abandona su grupo para vivir por 48 horas la peligrosa experiencia terrenal punk mientras su colonia busca recuperarla para concretar el rito de partida. La originalidad de la trama, como una lucha entre alienígenas y punks, puede parecer atractiva en un principio; de hecho, el trailer me pareció divertido y emocionante, un híbrido entre ciencia ficción y musical. Sin embargo, la película es una mezcla desordenada donde el tono y el mensaje fluctúan y se modelan como una ameba amorfa con chistes abyectos que brotan entre declaraciones de amor y dramas familiares desarticulados. La insólita trama queda sobrepasada por el forzoso e incomprensible viaje romántico de nuestros personajes. La relación entre el ingenuo Enn y la curiosa Zan es tan poco

Jim y Amanda, quienes fueron novios durante la época del colegio, se encuentran por casualidad en el supermercado de su pueblo natal. La madre de Jim ha fallecido, y él ha vuelto para encargarse de la casa mientras que Amanda está visitando a su hermana embarazada. Tras un intercambio embarazoso sobre temas triviales, deciden sentarse a tomar un café y a partir de ahí la conversación entre ellos va viajando al pasado trayendo al presente los recuerdos del tiempo que estuvieron juntos. Blue Jay puede parecer a primera vista una película sencilla, de apenas 85 minutos de duración y apenas dos personajes, pero sin embargo aquí radica la belleza admirable del recorrido emocional honesto de la historia. Sostenido por la genial química de los talentosos Sarah Paulson y Mark Duplass, quien además escribió el guión, la profundidad del subtexto del diálogo está en el deseo de comprender por qué ellos se separaron. La química que alguna vez hubo entre ambos es palpable aún

El joven escritor Calvin, quien alcanzó la fama con su primera novela lanzada cuando apenas salió del colegio, está pasando por un mal momento creativo y emocional. Incapaz de establecer contacto con otras personas, a pedido de su terapeuta empieza a escribir un cuento ficticio sobre la chica de sus sueños, un personaje llamado Ruby. Las cosas toman un giro inesperado cuando un día Ruby se materializa en su departamento como una persona real y no producto de su imaginación. Ruby Sparks, escrita por Zoe Kahan, quien interpreta a Ruby en la película al lado de Paul Dano, es una tierna historia de amor con un toque de ingenio y humor peculiar que la diferencian de otras del género romántico que tienen como tema central la búsqueda de la pareja ideal. Cuando Ruby aparece, y es de hecho una persona de carne y hueso, Cavil está extasiado pero con el transcurso del tiempo, son reales también los problemas que va teniendo la pareja. Dirigida por la dupla Jonathan Dayton y

Anabel vive con su marido empresario e hija en una mansión de alto lujo. Una noche, durante una cena elegante, Anabel clava miradas con una de las meseras contratadas para el evento y la reconoce: es su hija Chiara a quien no ha visto hace más de treinta años. Anabel afirma que se ve en ella, en una de las frases más hermosas de la película, y el momento más intenso cuando se quedan mirándose. Chiara cita a su madre en un café donde expresa que lo único que quiere es pasar 10 días con ella. El viaje que emprenden juntas es incierto y misterioso para Anabel. Y, sin apuro, la historia se desenvuelve mediante los punzantes silencios entre madre e hija que intentan de cierta manera zurcir un vínculo ya deteriorado incapaz de remendar. Cuando hay diálogo, es solo para poner en evidencia lo distinta que son la una de la otra, tan distinta que irónicamente se atraen por polaridad. Punto y aparte para la maravillosa fotografía de la película, sublime y refinada, cuya composición, r

Basada en la vida de la documentalista y directora Jennifer Fox, The Tale es un recuento del recorrido que ella realiza para investigar acerca de su primer encuentro sexual, o dicho apropiadamente, el abuso sexual que ella sufrió a los 13 años. La película empieza con la frase "La historia que están a punto de escuchar es cierta... al menos hasta donde sé", y con brutal honestidad y valentía, Jennifer escarba en su memoria una y otra vez los sucesos que condujeron a la violación planificada y sistemática por parte de Bill, su entrenador, y Mrs. G, su profesora de equitación. Con angustiosas repeticiones, la directora examina el abuso desde dos puntos de vista, como adulta y como niña. Cuando cae en realización que era solo eso, una niña, y que fue abusada sexualmente, sus recuerdos se reestructuran para relatar de nuevo, y vivimos con ella esta reconfiguración de los hechos una y otra vez con cada recuerdo, cada escena y cada pregunta que ella hace a los