Extinction (2018): Un giro inesperado no es suficiente
Peter, el encargado de mantenimiento de una fábrica, tiene
sueños apocalípticos recurrentes sobre una invasión alienígena. Él cree que son
premoniciones de un futuro que se acerca, pero nadie, ni siquiera su esposa
Alice le cree. Cuando la invasión se vuelve realidad, Peter hará lo posible
para mantener viva a su familia y entender la naturaleza de sus pesadillas.
Me resulta difícil estar predispuesta a disfrutar una
película que empieza con una narración en off. Por algún motivo (Netflix, no
estoy hablando de tus producciones originales), estoy convencida que la narración
es (casi siempre) una muleta explicativa a una historia que sin esa voz no se
dejará entender. Y así es como empieza Extinction, con nuestro protagonista
relatando algo que como es de esperar termina en la escena final.
Dejando de lado este aspecto, la trama está saturada de
elementos predecibles y con diálogos torpes, como el plan de salir temprano del
trabajo que nunca se da, la cita de Peter con los doctores del sueño que
tampoco nunca se da, y el osito de peluche que está obligado a sonar en el peor
momento.
Sí rescato ciertos movimientos de cámara utilizados con
inteligencia (en especial uno en particular, ya hacia el final) que se superpone
a la historia dentro de una película que ameniza por momentos cuando no
molestan las malas decisiones que toman los personajes. Imposible evitar mencionar el gran secreto, ya que se da a la mitad de la película, pero sin relevar qué es, no puedo dejar de catalogarlo como un descubrimiento que no produce
satisfacción ni asombro más bien un descontento frustrado por la poco original
vuelta de tuerca, quizás influenciado por el carácter insulso del resto de la película que con un impresionante diseño artístico podría haber apostado a más.
Una escena: Cuando Peter toma conciencia de quién es
Una recomendación: Arrival (2016), una de las mejores de
ciencia ficción de los últimos años
#unapeliculaunaescena
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