La enfermedad del domingo (2018): navegando entre silencios una deteriorada relación madre e hija
Anabel vive con su marido empresario e hija en una
mansión de alto lujo. Una noche, durante una cena elegante, Anabel clava
miradas con una de las meseras contratadas para el evento y la reconoce: es su
hija Chiara a quien no ha visto hace más de treinta años. Anabel afirma que se
ve en ella, en una de las frases más hermosas de la película, y el momento más
intenso cuando se quedan mirándose. Chiara cita a su madre en un café donde
expresa que lo único que quiere es pasar 10 días con ella.
El viaje que emprenden juntas es incierto y
misterioso para Anabel. Y, sin apuro, la historia se desenvuelve mediante los
punzantes silencios entre madre e hija que intentan de cierta manera zurcir un
vínculo ya deteriorado incapaz de remendar. Cuando hay diálogo, es solo para
poner en evidencia lo distinta que son la una de la otra, tan distinta que irónicamente
se atraen por polaridad.
Punto y aparte para la maravillosa fotografía de la
película, sublime y refinada, cuya composición, ritmo y duración de cada plano
encierra en sí misma la agobiante relación entre madre e hija. Con un impecable
uso de sombras y contrastes, el rostro de Anabel por momentos en total
oscuridad o de espaldas sientan las bases de un estilo narrativo hipnotizante
de director Ramón Salazar.
Tensa y agobiante, La enfermedad del domingo es un
viaje que ofrece su recompensa final, una obra maestra con dos actrices
fenomenales del cine español, Bárbara Lennie y Susi Sánchez.
Una
escena: En la cena, Anabel reconoce a Chiara.
Una recomendación: Magical Girl (2014) de Carlos
Vermut también con Bárbara Lennie
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