How to Talk to Girls at Parties (2018): Punks y aliens enmarañados en un patético cóctel
Hacia finales de los años 70, Enn y sus amigos
entran a escondidas a un concierto underground
y buscando continuar la fiesta, terminan en una extraña casa habitada por
adolescentes de otro planeta. Enn conoce a Zan, quien abandona su grupo para
vivir por 48 horas la peligrosa experiencia terrenal punk mientras su colonia
busca recuperarla para concretar el rito de partida.
La originalidad de la trama, como una lucha entre
alienígenas y punks, puede parecer atractiva en un principio; de hecho, el
trailer me pareció divertido y emocionante, un híbrido entre ciencia ficción y
musical. Sin embargo, la película es una mezcla desordenada donde el tono y el
mensaje fluctúan y se modelan como una ameba amorfa con chistes abyectos que
brotan entre declaraciones de amor y dramas familiares desarticulados.
La insólita trama queda sobrepasada por el forzoso
e incomprensible viaje romántico de nuestros personajes. La relación entre el
ingenuo Enn y la curiosa Zan es tan poco atractiva que desperdicia todos los
chistes que pueden salir de la premisa "me estoy enamorando de una
alienígena". Ni siquiera el trío de actrices renombradas (Elle Fanning,
Nikole Kidman y Ruth Wilson) puede salvar el desastre embarazoso que resultó
ser How to Talk to Girls at Parties.
La peor escena: La conexión en el escenario de Enn
y Zan a través de un juego de luces y pelotas muy malo
Una recomendación: Hombre mirando al sudeste (1986)
#unapeliculaunaescena
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