Happiness (1998): No es para todos
De felicidad no habla, sino todo lo contrario. La
engorrosa escena inicial donde Joy termina con su pareja del momento marca el
tono negro e incómodo sobre la cual se esbozará la trama. Happiness de Todd
Solondz gira alrededor de varios personajes conectados por la frustración y la
infelicidad de sus deseos no satisfechos. Algunos buscan amor, sexo,
estabilidad, felicidad o realización personal y a través de este estado límbico
entre conformarse con el día a día o actuar nos adentramos en sus secretos tenebrosos,
deseos depravados e intenciones desagradables.
Es una película difícil de ver y que sea así adrede
es admirable, por más que no sea de mi agrado la exagerada cantidad de escenas
de masturbación. Happiness desafía la tolerancia del espectador sobrepasando
los límites morales que supone la motivación interna de sus desdichados
personajes. No solo eso, sino que la miserable vida de los protagonistas es
exagerada a un límite casi masoquista.
Resulta (personalmente) incómodo la postura del
director adoptada en la línea narrativa de uno de los personajes, un psiquiatra
pedófilo. Entre lo perturbarte y repugnante, y sin entrar en detalles sobre la
historia, por donde lo mires parece estar justificando lo indebido, un
personaje que actúa sobre sus impulsos, y esto rebosa los limites de mi
tolerancia.
Una escena: La primera, Joy y su pareja en un
restaurante.
Una recomendación: Magnolia (1999) de Paul Thomas
Anderson
#unapeliculaunaescena
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