Freak Show (2017): Una historia de adolescentes sobre la homofobia, pero fastidiosa y superficial




Cuando su madre entra a rehabilitación, Billy Bloom se muda a una secundaria ultra conservadora, donde decide postularse para ser reina del baile.
Si bien las intenciones y el mensaje son apreciados, resulta un poco superficial al no ahondar ni siquiera en nuestro héroe protagonista, cuya búsqueda parece ser un mero capricho personal más que un intento por remendar sus relaciones familiares y personales. Es más, Billy nunca termina de convencer del todo porque debajo de sus fabulosos vestuarios parece no haber más que un chico egocéntrico que ni siquiera recuerda el nombre de la única chica que se acerca a él el primer día de clases.
Capaz la realidad sea así en algunos colegios, pero me cuesta creer lo inverosímil de los personajes que rozan una fantasía, y el cliché empalagoso de otros. Desde la madre alcohólica, el sensible jugador de fútbol que quiere ser artista, la rival evangélica quien cita a Trump y hace coreos con rezos, son personajes aislados, salpicados en la trama y cuyas intervenciones y aportes son intranscendentales. Hasta cuando el padre de Billy reconoce a su hijo parece forzoso. Rescato el mensaje de aceptación a la diversidad, de aceptar quién uno es, pero solo espero que el mensaje no sea contaminado por lo insustancial de la película.  

Una escena: La referencia a la última cena, post reincorporación de Billy al colegio después de haber estado en coma.
Una recomendación: Hedwig and The Angry Inch (2001)

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