Duck Butter (2018): Un torbellino emocional de 24 horas
Luego de conocerse en un bar, Naima y Sergio
deciden pasar 24 horas juntas, teniendo sexo a cada hora. Ambas decepcionadas y
un poco frustradas con sus respectivas vidas amorosas, se embarcan en este
experimento esperando llegar a conocerse de una manera distinta mucho más
intensa y profunda sin perder el tiempo.
La nueva película de Miguel Arteta, escrita por él
y Alia Shawkat, una de las protagonistas, se sostiene en su totalidad en las
actuaciones de ambas protagonistas, y en la química que tienen entre ellas. Es
impresionante ver el desgaste emocional y físico por el cual ambas mujeres
pasan; es que la película fue rodada en tan solo 10 días y la secuencia de las
24 horas en tiempo real. Según Alia, muchas líneas de diálogos fueron
improvisadas y la entrada de los personajes secundarios en escena estaban
perfectamente calculados con la hora real que estaban viviendo los personajes.
Dejando del lado el aspecto técnico y actoral, la
película plantea lo difícil que puede ser abrirse a otra persona e incluso lo embarazoso
que puede ser contar un secreto. El juego de las 24 horas es una idea extrema y
radical que desencadena un torbellino de emociones cargada de momentos cómicos,
algunos impulsivos y otros gratuitos, pero logrando mantener sin desperdicio la frescura de las actuaciones y los diálogos.
Una escena: Sin spoilers, al inicio cuando Sergio propone el experimento a Naima
Una recomendación: Beatriz at Dinner (2017) también de Arteta
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