A Quiet Place (2018): Los monstruos que habitan nuestro silencio




Situado en un mundo apocalíptico dominado por unos seres monstruosos sensibles a los ruidos, A Quiet Place (2018) trata sobre una familia que lucha por la supervivencia sobrellevando el día a día en total silencio.
Con una trama a primera vista bastante sencilla, la película es una experiencia fascinante construida sobre la idea de generar miedo a través del silencio. La desesperación de las primeras escenas frente al bullicioso silencio te vuelve consciente de tus propios movimientos y sobre los ruidos que escuchas fuera de la película. Una vez sumergidos en este universo, cada irrupción del silencio es un mudo suspiro. Más de una vez, llevé mis manos a la boca, tal como lo hacían los personajes.
Es gratificante ver y escuchar cómo cada elemento planteado en el mundo narrativo ofrece su recompensa; lejos de agobiar por la anticipación y la entre dicha predictibilidad, John Krasinski construye las tensiones con genialidad, jugando con los límites de la desesperación para luego liberar las emociones en momentos catalíticos emotivos o inquietantes.
El contexto es solo una excusa para contar la historia de una familia atravesando un momento de crisis, y esta idea se proyecta metafóricamente con mayor fuerza y alcance que el sensible poder auditivo de las criaturas malignas. Más que el medio a los monstruos, A Quiet Place es sobre el miedo al silencio y los monstruos que lo habitan, crecen y nos destruyen por dentro.  

Una escena: Al inicio, la familia cruzando el puente.    
Una recomendación: It Follows (2014)

#unapeliculaunaescena

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