Happy End (2017): Insatisfactoria e inconclusa




Happy End (2017) de Michael Haneke, gira alrededor de una familia de clase alta que vive en una enorme mansión de Calais, los Laurents. George, el abuelo, ha perdido las ganas de vivir. Ana, la hija mayor, ahora a cargo de la empresa constructora familiar, está siendo investigada por un derrumbe en una de las obras. Tras la sobredosis de su ex mujer, Thomas, el otro hijo de George, debe ahora hacerse cargo de su hija Eve.  
Repitiendo recursos narrativos que, en mi parecer, parecen ser utilizados sin justificación aparente, como peleas desarrolladas a medio kilómetro de la mirada del espectador, o conversaciones inaudibles al otro lado de la calle, Haneke pretende sostener la intriga ocultando secretos entre los personajes y los chats en pantalla, pero cuando eso se va desvelando ya esa curiosidad inicial se transformó en puro aburrimiento. Hay una recurrencia de ciertos temas como la eutanasia, el voyerismo, la vigilancia tecnológica, la diferencia social, pero que son tratados con tal levedad que queda incierto hacia donde quiere llegar. 
Además de plantear quizás una cierta mirada fatalista al mundo moderno dependiente a las pantallas usando referencias de redes sociales como Facebook o Snapchat, la película no es más que un compilado de situaciones de una familia al borde de una crisis cuya catarsis nunca llega ya que la historia sigue como si nada, hasta un final inconcluso e insatisfactorio y (me atrevo a decir) bastante predecible.

Una escena: La primera, cuando Eve observa a su madre a través de la pantalla de su celular. 
Una recomendación: Caché (2005), la mejor de Michael Haneke


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